MAURICE NICOLL
CONSIDERACIÓN INTERNA
Y
CONSIDERACIÓN EXTERNA
Cuando estamos
en un estado de consideración interna (y este es nuestro estado acostumbrado)
en realidad solo pensamos en nosotros mismos. Nos contemplamos como si fuéramos
el centro del Universo. Como Copérnico, tenemos que comprender que no somos el centro
del Universo. La consideración interna sólo nos da emociones y a medida que éstas aumentan el carácter se retrae más. De seguro todos ustedes conocen personas
a quienes no se les puede decir una palabra sin que empiecen a hablarles de sus
preocupaciones, de la vida dura que llevan, etc. Esta gente está arruinada.
Está muerta. Ya saben que el Trabajo dice que las emociones negativas son las que gobiernan el mundo, y no el sexo
ni el poder. Para convencerse basta pensar en las personas que se han destruido
por completo debido a su constante abandono a las emociones negativas. La consideración
interior es un aspecto de la identificación. En nosotros se relaciona
estrechamente con los estados negativos. Pero no vayan a creer que lo opuesto a
la consideración interna es una manera de ser franca, optimista, alegre. Esta
no es la consideración externa.
Citaré ahora lo
que Ouspensky dijo una vez sobre la consideración exterior:
"Lo
opuesto a la consideración interior, y lo que es en parte un medio para luchar contra
ella, es la 'consideración exterior'. La consideración exterior está basada en
una relación con los demás, por entero diferente de la consideración interior.
Es adaptarse a la gente, a su comprensión, a sus exigencias. Un hombre,
al considerar exteriormente hace todo cuanto es necesario para hacer más
llevadera la vida de la demás gente y su propia vida. La consideración exterior
exige conocer a los hombres, comprender sus gustos, hábitos y supersticiones.
Al mismo tiempo la consideración exterior exige un gran poder sobre si, un gran
dominio de sí. Muchas veces un hombre no quiere expresar o mostrar a otro
hombre lo que realmente piensa de él y siente por él. Pero si es un hombre débil
por supuesto cederá y dirá lo que realmente piensa y luego se justificara
diciendo que no quería mentir, que no quería fingir, sino que quería ser sincero.
Luego se convence a sí mismo de que el otro hombre es el culpable. En realidad,
deseaba considerarlo externamente, hasta pensaba ceder, no pelear, etc. Pero el
otro no quería en absoluto tenerlo en consideración. Muy a menudo sucede
que un hombre empieza bendiciendo y termina maldiciendo: comienza por decidirse
a considerar exteriormente, y luego culpa a las otras personas por no
considerarlo exteriormente. Este es un ejemplo que muestra cómo la consideración
exterior pasa a ser consideración interior. Pero si un hombre
verdaderamente se recuerda a sí mismo, comprende que el otro hombre es una máquina
como el mismo, y entonces entrará en su posición, se pondrá
en su lugar, y será capaz de comprender y sentir lo que el otro hombre piensa y
siente. Si llega a hacerlo, su trabajo se le hará más fácil. Pero si se acerca
a un hombre con sus propias exigencias no puede obtenerse nada excepto una nueva
consideración interior."
Una consideración
exterior justa es muy importante en el Trabajo. Ocurre muchas veces que la
gente que comprende muy bien la necesidad de la consideración exterior en la
vida no comprende la necesidad de la consideración exterior en el Trabajo.
Hasta se imaginan que por el hecho de estar en el Trabajo tienen derecho a no
considerar a los demás: mientras que en realidad, en el Trabajo —es decir, para
que el trabajo del Hombre tenga éxito— se necesita diez veces más consideración
exterior que en la vida, porque sólo su consideración exterior muestra su valoración
y su comprensión del Trabajo —y el éxito en el Trabajo siempre es proporcional
a su valoración y comprensión. Recuerden que el trabajo no puede empezar ni proseguir
en un nivel inferior al de la vida ordinaria —es decir, es preciso que empiece
en el nivel del Buen Amo de Casa. Este es un principio muy importante, que, por
alguna razón o por otra, por lo general se olvida. Es preciso que la gente se
comporte como Buenos Amos de Casa.
En el Trabajo
la consideración exterior es más necesaria que en la vida. No produce "emociones
de si", sino "emociones de los otros". El segundo principio en
el Trabajo, el Trabajo en conjunción con los demás, produce la necesidad de la consideración
exterior, de ponernos a nosotros mismos en lugar de los otros, de entender las
dificultades de las demás personas. En la práctica de la consideración exterior
es preciso comprender que las otras personas son espejos de nosotros mismos. Si
se ha llenado un álbum con buenas fotografías de sí mismo mediante una larga
auto-observación, entonces no hará falta buscar mucho para encontrar en sí
mismo lo que tanto le desagrada en otra persona y será capaz de ponerse en la situación
de esa persona, de comprender que ella tiene también eso que se ha observado en
sí mismo, que tiene sus dificultades interiores, del mismo modo que las tiene
uno, etc. Se puede practicar la consideración exterior cuando se está solo. Daré
un ejemplo: examine usted cuidadosamente lo que dijo a alguien y luego póngase
en su lugar y visualice a esa persona diciéndole las mismas cosas y empleando
la misma entonación. La consideración exterior es tan amplia y tan variada en
su alcance como la consideración interior. No puede haber un desarrollo
correcto del Centro Emocional sin la práctica de la consideración exterior; la valoración
de este Trabajo, y la práctica de la consideración exterior desarrollan el
Centro Emocional. Cuanto más se valora este Trabajo, menos se es gobernado por
la falsa personalidad, menos vanidad se tiene, y cuanto mayor es la consideración
exterior menos importante se cree uno.
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