Recordarse

Coordinación de Grupos *Acompañamiento Individual

*Consultoría en PNL

“En la acción de conocerse a uno mismo hay inteligencia.”

J. Krishnamurti



EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO 

Un hombre que estaba viviendo circunstancias bastante confortables fue un día a ver a cierto sabio, con reputación de poseer grandes conocimientos. Le dijo:

-       Gran sabio, yo no tengo problemas materiales, pero aún me siento insatisfecho. Por años he tratado de ser feliz, de encontrar una respuesta a mis pensamientos internos, de estar en buenos términos con el mundo. Por favor; aconséjeme cómo puedo ser curado de esa enfermedad.

El sabio contestó:
-       Amigo mío, lo que está oculto para unos es evidente para otros. Yo tengo la respuesta a tu mal, aunque no es una medicación común. Debes partir de viaje a buscar al hombre más feliz del mundo. Tan pronto como lo encuentres, debes pedirle su camisa y ponértela.
Por lo tanto, este buscador comenzó a buscar sin descanso hombres felices. Uno a uno, él los encontró e interrogó. Vez tras vez, ellos dijeron: “Sí, soy feliz, pero hay alguien más feliz que yo”.
Después de viajar de país en país por muchos, muchos días, encontró un bosque en el cual decían vivía el hombre más feliz del mundo.
Oyó el sonido de una risa a través de los árboles, y apuró el paso hasta que llegó junto a  un hombre que estaba sentado en un claro.

-   ¿Eres el hombre más feliz del mundo, como dicen?- le preguntó.
-       Por cierto que lo soy- le dijo el otro hombre.
-       Mi nombre es tal y tal, mi condición es tal y tal, y mi  remedio, ordenado por el sabio más grande, es usar tu camisa. Por favor, dámela. Yo, a cambio, te daré todo lo que poseo.
El hombre más feliz lo miró de cerca y rió. Rió y rió. Cuando se calmó un poco, el hombre cansado, y bastante disgustado por la reacción, dijo:

-       ¿Estás fuera de ti, que ríes de un requerimiento tan serio?
-       Quizás – dijo el hombre feliz -. Pero si sólo te hubieras tomado el trabajo de mirar, habrías visto que no poseo camisa alguna.
-       Y entonces, ¿ qué hago yo ahora?
-       Ahora serás curado. Esforzarse por algo inalcanzable provee el ejercicio de lograr lo que es necesario, como cuando un hombre junta toda su fuerza para cruzar un arroyo como si fuera mucho más ancho de lo que es. Él cruza, ciertamente, ese arroyo. El hombre más feliz del mundo, entonces, se sacó el turbante, cuya parte final le tapaba la cara. El hombre cansado vio que no era otro que el gran sabio, el que le había aconsejado en un principio.

-       Pero, ¿por qué no me lo dijiste hace ya tantos años, cuando fui a verte?- preguntó el hombre, desconcertado.
-       Porque entonces no estabas listo para comprender. Necesitabas ciertas experiencias y ellas tenían que ser dadas de una forma que asegurara que pasarías por ellas.                                          

   Anónimo

No hay comentarios:

Quién Soy Yo...?